domingo, 16 de octubre de 2011

Entrevista a Natalia Fernández Scosería, autora de Las leches vegetales

Nidos en Red: ¿Cómo fue el camino del libro “Las leches vegetales”?
Natalia: Mucha gente se entusiasmó con el libro y lo empezó a mover solo. Ahora estoy escribiendo el segundo. Empecé a ver que el libro me había trascendido lejos. Originalmente fue apuntado a madres desesperadas, que cuando el médico le dice “tu hijo es alérgico a la leche” la madre enseguida dice: ¿y que toma? ¡No va a crecer! Porque te venden eso. Las madres hablan de lo que ofrece la tele (los yogures, postrecitos) mi papá (pediatra) dice: ¿vos te crees la propaganda del súper héroe que viene cuando vos estás limpiando? Esas ofertas lácteas, son como la comida balanceada para perros o gatos, tienen un montón de aditivos, saborizantes, mejoradores, pero que en realidad es una comida que no tiene valor. Entonces hay muchas mamás que como los chicos se hicieron adictos a estos productos dicen: “ah, ya comió uno de estos, no importa si no comió bien hoy”. La gente se pone a cuestionar poco lo que ve en la tv. Me acuerdo que a mi hija una vez le habían dado uno de esos postrecitos de chocolate en una casa, claro que vio colores, princesas y dijo ¡quiero!. Se manchó la ropa y me acuerdo lo que me costó sacar esa mancha, entonces me pregunté ¿Qué quedará en el cuerpo? ¡si la mancha me costó tanto sacarla de la ropa!.
Yo hablo con ella y le cuento, pero ella está empezando también a estar influenciada por el ambiente, y tengo que mantener cierta flexibilidad. Yo también lo experimenté.
NR: Cuando participé de estudios etnográficos en alimentación y hacía entrevistas, vi eso, aquellas casas donde más estaba restringido lo “no saludable”, más deseo había.

N: si! Entonces cuando los chicos van a un cumpleaños se atoran de chizitos y después se la pasan vomitando, le pasan otras cosas.
Mi hija empezó sala de dos y estaba con la alergia de la leche. A partir de los 3 va amainando. Yo en el jardín comenté lo de la alergia y me dijeron “vos trae tu leche especial y se la damos”, entonces les dije que no y pedí que le sirvan poquito. Ella se iba a sentir peor si veía que tomaba algo distinto, entonces pedí que le pongan mucho menos que a todos, que no le llenen el vaso porque ella toma poco y asi va  a hacer la merienda compartida.

NR: ¿Cómo fue el nacimiento de tu hija?

N: Yo tuve a mi hija en casa sola, con mi pareja, los dos solos. Cuando quedé embarazada empezó un camino distinto. Yo venía practicando yoga, de hecho el instructorado lo terminé embarazada. Estudié en dos escuelas y después tuve varios maestros. Practiqué bastante ashtanga. Ahora me dedico a yoga terapia porque la gente lo que necesita hoy es eso. Yo me encuentro cómoda ahí y pude unificar un montón de aspectos, una especie de práctica terapia integral y que promueva el autoconocimiento.
Yo conocí a una chica que había tenido su hijo en casa, entonces me dije: “cuando tenga un hijo va a ser así” fue ahí.

NR: ¿y cómo fuiste construyendo el camino hacia esa decisión?

N: fue algo que yo tiré al aire y cuando quedé embarazada no había otra opción para mi, era esa. De hecho mi mamá me tuvo por cesárea a mí y a todos mis hermanos. No me dio la teta, mi abuela tampoco. Vengo de un linaje de mucha desconexión femenina. Para mi el parto era “que dolor!, es horrible tener hijos!, dar la teta no! Estás siempre manchada, chorreando! Yo venía con todo eso” Y yo soy alérgica a la leche. Por el lado de mi papá, el es médico,  pediatra y antroposófico.
Así empecé a hacer un trabajo de mucha investigación. Leí todos los libros de M. Odent, conocí Dando a luz, participé de grupos en los que se contaban experiencias de partos en casa. Así fui llegando a mujeres que habían pasado por la experiencia. También me dijeron que no hay muchas mujeres que estén pariendo solas, por lo general hay médicos, asistentes. Aun así contacté con gente que eligió parir solos y así alimenté el deseo que yo tenía. Para mi papá, aun teniendo la mente muy abierta, esto fue todo un tema que tuvo que elaborar, para él fue un problemón. No con todos lo podía compartir. Había aprendido a hacerme los tactos yo, mi pareja también aprendió a escuchar los latidos y lo que necesitábamos saber para el momento del parto. Un obstetra que busqué y fui a ver me dijo que trabajaba con un equipo en partos domiciliarios. Igualmente me comentó: “no se acostumbra a parir solos, el nacimiento es un evento social. Pero si hay algunas tribus en las que las mujeres se aislaban y los hombres se quedaban afuera protegiendo. El me decía que por lo general hay un médico, una persona pero porque es una cuestión social. Me gustó porque no me asustó, aunque a esa altura ya no me asustaba nadie. Llegó el momento, tuve 14hs de trabajo de parto. Mi pareja estuvo atento todo el tiempo para ver que necesitaba, trajimos una bañera pero en el momento no quise. Y entonces nació. No le habíamos avisado a nadie. Después lo llamé a mi papá, vino, alumbré la placenta.
Igual tenía los miedos que arrastraba, los culturales, ¡ mirá si no siento! ¿Y si no dilato?! Pasamos todas las horas, yo estaba cansada pero aun así no estaba en cuestión irnos a algún hospital, sentíamos que había que llegar hasta el final… además tomar esta decisión habla de hacerte responsable. Si tu hijo se muere, no le podes decir nada a nadie. Es así como tomar el poder en el cuerpo.
Pasé por toda las posiciones y me acuerdo cuando el me dijo “ahí le veo el pelito!”, entonces me puse en cuclillas y me dije: la saco como sea, aun si me rajo al medio, el último esfuerzo lo hago! Y ahí salió. Él la agarró, me la dio enseguida, la puse en la teta así ayudaba a expulsar la placenta. Ese día hacía calor. Después me di cuenta que aun así yo me tenía que haber abrigado y no me abrigué, entonces la placenta tardó más en salir, supuestamente si mantenés el calor no pasa esto. Eso se me escapó. Igual salió entera, la miré y después planté el arbolito. También para cortar el cordón esperamos que deje de latir y que pase todo lo necesario que beneficie al bebé. Pero más allá de eso yo sentía que algo de lo ancestral iba en esa transmisión y era eso lo que quería que pase.
Cuando llegó mi papá contó que el sintió como si la casa fuera un templo. Además fue impresionante, cuando ella salió, me miró y lo miró a él.  No lloró. Tanta dedicación y trabajo, yo sentí que ella quería vernos ya, como que tenía la misma ansiedad de conocernos que nosotros a ella.
Ella tomó teta exclusiva hasta los seis meses. Y de a poco empecé a incorporarle frutas, seguí con la teta. Cuando le saqué la teta le empecé a dar leche (3 Niñas o Sancor) y un día se brotó. 
NR: ¿ Y a que edad le apareció esto de la alergia a la leche?

Natalia: Al año y medio y yo estaba en Córdoba y me acorde que había escuchado hablar de la leche de almendras y escribí a un amigo mexicano y le pregunte como hacer la leche de almendras y así empecé a investigar y una señora me dijo que había escuchado hablar de la leche de sésamo y después nos vinimos Córdoba por que habíamos empezado a hacer un proyecto de comunidad que no funciono.

Mandala Nido de Natalia

NR: ¿Por eso surgió la idea del libro?

Natalia: Originalmente fue apuntado a madres desesperadas, que cuando el médico le dice “tu hijo es alérgico a la leche” la madre enseguida dice: ¿y que toma? ¡No va a crecer! Porque te venden eso. Las madres hablan de lo que ofrece la tele (los yogures, postrecitos) mi papá dice: ¿vos te crees la propaganda del súper héroe que viene cuando vos estás limpiando? Esas ofertas lácteas, son como la comida balanceada para perros o gatos, tienen un montón de aditivos, saborizantes, mejoradores, pero que en realidad es una comida que no tiene valor. Entonces hay muchas mamás que como los chicos se hicieron adictos a estos productos dicen: “ah, ya comió uno de estos, no importa si no comió bien hoy”. La gente se pone a cuestionar poco lo que ve en la tv. Me acuerdo que a mi hija una vez le habían dado uno de esos postrecitos de chocolate en una casa, claro que vio colores, princesas y dijo ¡quiero!. Se manchó la ropa y me acuerdo lo que me costó sacar esa mancha, entonces me pregunté ¿Qué quedará en el cuerpo? Si la mancha me costó tanto sacarla de la ropa. Yo hablo con ella y le cuento, pero ella está empezando también a estar influenciada por el ambiente, y tengo que mantener cierta flexibilidad.

NR: leí tu libro y está super claro, muy concreto y fácil de implementar, de tener a mano en la cocina. Antes no sabía que existían las leches vegetales. Además son fáciles, me imaginaba que eran super complejas de hacer..

Natalia: Yo empecé a hacer las leches, una por día, y se las daba  a Gaia, para ver si le gustaba. Así también aprendí a mejorar los sabores porque hay leches que no son ricas por ejemplo la de quínoa no es rica entonces probaba le ponía ciruela o unos dátiles para ver si le mejoraba los sabores
Este libro me llevó a hacer un recorrido distinto también con mi comida. Probaba, le mejoraba el sabor, miel, azúcar. Todo experimental.
Estas leches no son para reemplazar la leche materna, pero si una alternativa cuando se termina la lactancia, de ahí en adelante.
A partir del libro me contactaron personas de diferentes asociaciones, veganas, en contra de la matanza de los animales.
Yo soy vegetariana hace 15 años. Vas haciendo un recorrido. Y en el contacto con esta gente, se fue dando, conocí a uno y otro y llegué a rawd food  (El Raw Food es una corriente gastronómico-filosófica que nació en los años 60, cuando la doctora Ann Wigmore anunció que se había curado de cáncer de colon con una dieta basada en clorofila (vegetales), azúcares (frutas) y proteínas (semillas, frutas secas, hongos). 
El Raw Food se conoce también como Crudiveganismo, Comida con Vida, Cocina sin Fuego, Comer Crudo.
Los alimentos se utilizan en su punto nutricional óptimo: frutas y verduras frescas de estación, semillas "activadas" o germinadas, fermentos, brotes, etc. Y lo que hace que la dieta cruda sea única, es que ninguno de los alimentos se cocinan.
Se evita así que el calor destruya las enzimas, vitaminas y fitonutrientes que se encuentran en los alimentos crudos, vivos y sin cocción. Mantienen así los nutrientes originales y la energía vital.
Son las preparaciones elegidas por personas que buscan conseguir un estado de salud óptima a traves de una forma más natural de comer. Fuente: http://www.verdeynatural.com.ar/ensenanza/cursos-de-cocina/talleres-cortos-de-cocina/1089-alimentacion-viva-raw-food)
Antes de conocerlos, yo pensaba, lo puse en el libro, que los remojos de las semillas no eran indispensables. Yo sabía que el remojo ablanda la semilla y vos podés extraer más cantidad de leche. Para el raw food el tiempo de remojo, la semilla se prepara para el brotar, entonces vos estás poniendo potencia. Hoy pondría que el remojo es fundamental. Yo no busco complejizar las recetas, sigo queriendo que esto llegue a gente que no sabe nada,  a madres desesperadas. Si lo encuentran ya van a llegar a más, pero por ahora quiero que siga llegando a ellas.
Los germinados es otro mundo, los meto en los jugos. Es el alimento del futuro, si se acaba el mundo y hay pocos recursos, porque las lentejas pueden estar años en frascos sin alterarse. Vos ponés un puñado de lentejas en remojo, germina, y tiene la mismas propiedades que más de un plato entero de lentejas. Lo que pasa es que el ser humano debería ser más austero y saciarse con ese puñadito. Para el rod food y el crudivorismo, el calor mata las propiedades de la comida.

NR: ¿ las leches vegetales se pueden usar para cocinar?

Natalia: se pueden incluir en una torta, panqueques. Las  leches que se pueden usar son las de cereales. Porque las otras no se pueden calentar ya que los ácidos grasos que tienen que vuelven tóxicos. Podemos usar leche de arroz, de avena. Las leches vegetales, además son mucho más económicos que las del supermercado. Ni hablar de los yogures, la proporción es totalmente diferente.
El libro llegó a gente diferentes y empecé  a investigar, me metí en macrobiótica, ayurveda, rod food, y la verdad que hoy soy un poco de todo eso, no me avoco a ninguna filosofía de lleno pero si incorporé un mucho del raw food porque me cierran los conceptos. Lo que si es muy difícil de sostener, pero hay que incorporar de a poquito. Se mezcla lo social, quedarse de alguna manera afuera de encuentros. Yo si vengo acá y me ofrecés un budín de harina blanca, lo acepto. A mi me pasó que cuando era vegetariana y no tenía la carga filosófica de que si mato a un animal, el sufrimiento… me parecía más terrible rechazar la comida de una persona que había cocinado para mi con amor, me parecía que eso generaba peor karma en todo caso, lastimar a esa persona, que decir “no voy a comer esto porque yo no consumo criaturas con ojos”.
Yo no ando diciendo nada a nadie, cada uno que llega sabe, lo busca por si mismo. Uno nunca sabe que necesita el otro. A veces comer carne te da como una sensación de tierra, energía terrenal te enraiza. Todos necesitamos algo diferente.

NR: Tu hija te abrió un camino…

Natalia: con esto que me pasó que mi hija es alérgica a la leche, lo puedo llevar a que el ser humano está en evolución permanente, y este niño está diciendo que ya no lo necesita, esto también para poder ver que no es diferente a otros, sino tiene otras necesidades.
Si mi hija me pide leche de vaca, yo le sirvo un poquito pero también le explico que no es lo mejor, cada uno tiene que encontrar su forma, ir encontrando.
Entre comprar la leche de un envase plástico y hacerlo, es otra cosa. La cocina es el laboratorio alquímico de la mujer, un lugar que no puede perder. Cuando uno está cocinando para la familia está poniendo mucho, cuando dicen, “si uno está cocinando con mala onda envenena a otros” esto es lo mismo. ¿Imaginate darle la leche a tu hijo? Vos das un producto de un animal que fue maltratado, que pasa por un montón de manos, a la leche la pasteurizan, le sacan, le ponen, ¿y lo que llega a tu hijo? ¿Quien se lo pregunta?
La mujer ganó terreno en lo laboral, pero adentro de la casa tiene que seguir trabajando, entonces siempre pierde. Claro que puede contratar alguien que se ocupe de ciertas cosas en la casa, pero así pierde la conexión de lo que come su familia, de quien le dice a sus hijos ciertas cosas, si hace una pregunta existencial, quien le contesta que.
La mujer se está haciendo la tonta, pierde su poder, con eso de querer competir con los hombres. Yo entiendo que son dos los que tienen que trabajar para mantener una familia, pero la mujer no puede perder su poder, porque es ella la que lo mueve todo. La mujer que trabaja 10hs afuera, vuelve super estresada y realmente la pasa muy mal. Porque nunca se termina el trabajo para ella.

NR: Yo veo esto permanentemente, el rol de la mujer hoy es muy exigido.

Natalia: los primeros casi 2 años de Gaia dejé de hacer casi todo, daba algunas clases, pero me dije: yo quiero vivir esto. Quiero conocerla, estar presente, se conjugan heridas infantiles, el deseo, son muchas cosas.

NR: las mujeres hoy nos tenemos que reinventar, estamos en un punto 0. No somos las de antes en sus casas, lo único que existía era su familia por sobre sus deseos personales, ni las que ejecutivas que trabajan 10hs por día fuera de casa. El tema es como llevarlo adelante.

Natalia: por lo menos tener conciencia, que la mujer comprenda que eso es poder y no lo pierda. Su labor en el hogar es suyo, de ahí sale todo, los hombres del futuro, los niños. Eso es lo que se está perdiendo y genera muchísima angustia. En eso si me meto, cuando una mujer me dice “no tengo más leche” ¡pero no importa! Podés relactar! Desde que yo escuché una vez que una mujer adoptó un bebé y tuvo leche, es como cuando escuché que un cuerpo hasta los 90 años se puede corregir, se puede enderezar su columna.

NR: ¿Y como sigue tu camino?

Natalia: Investigando, ahora se viene la segunda edición del libro que va a ser diferente. Voy a incluir algunas recetas más y a hacer talleres. 

Muchas gracias Natalia por abrir camino y tanta entrega a la búsqueda!
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